Los estudios de eficiencia muestran cómo es posible reducir el consumo y, de este modo, tener una vivienda eficiente. En este sentido, la revolución tecnológica tiene un importante papel, desarrollando aplicaciones que permiten controlar y automatizar nuestros electrodomésticos, con el objetivo de controlar su consumo y acomodar la casa a las necesidades de sus usuarios.
La domótica nace con el propósito de convertir el entorno en una especie de “hogar inteligente”, con el que mandar órdenes a electrodomésticos eficientes por control remoto, normalmente desde un smartphone con conexión a Internet.
De esta forma, se puede programar una lavadora para que a una determinada hora empiece a funcionar. Este sistema, es ideal para que los aparatos inteligentes puedan adaptarse a una franja de discriminación horaria determinada sin la necesidad de permanecer en el hogar o estar pendientes de los tiempos.
Además, los sistemas domóticos dan pie a múltiples funcionalidades que garantizan la eficiencia energética en el hogar, como es en el caso de la iluminación. Una instalación LED de baja intensidad eléctrica, sustituyendo a las tradicionales luces incandescentes, consume entre un 80 % y un 90 % menos, además de prometer una vida útil de 10 años, más del doble que las incandescentes.
La domótica puede actuar con la instalación de sensores de movimiento en espacios como los pasillos o garajes, de manera que se enciendan cada vez que se detecta la presencia de alguien, apagándose de forma automática.