El impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) es un impuesto que grava todas las rentas obtenidas por el contribuyente a lo largo del año, incluidas las rentas obtenidas como trabajador por cuenta ajena (por ejemplo, el salario).
Así como las rentas obtenidas como trabajador por cuenta propia (por ejemplo, el autoempleo, la libre empresa) y otras rentas (por ejemplo, el alquiler, los dividendos, la venta de fondos de inversión).
Es un impuesto directo y progresivo. Esto significa que a medida que los ingresos del contribuyente aumentan, también lo hace el tipo impositivo.
Esta progresividad busca conseguir un efecto redistributivo sobre la renta, de forma que el impuesto recaiga sobre los que tienen un mayor nivel de ingresos y reduzca la presión fiscal sobre los de menor poder adquisitivo.
Para establecer esta progresividad, se aplica el llamado tramo del impuesto sobre la renta de las personas físicas. Es el porcentaje que hay que aplicar a cada tramo de renta para obtener la cantidad a pagar a Hacienda.